Del siglo XXI al siglo XX. Retrocedemos un siglo como mínimo para fijarnos en el packaging de toda la vida. Ese que ha triunfado siempre y que lo seguirá haciendo. Porque, por si aún no te has dado cuenta, en Envolvis adoramos el packaging rústico. Nos encanta volver a los orígenes, a envolver cajas para botellas, envases para alimentos o cualquier producto de manera artesanal. Es una tendencia que está de moda y que debes conocer. ¡Te contamos todos sus secretos!

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Imagen cuidada y artesana

El primer requisito para conseguir un empaquetado rústico perfecto es cuidar muy bien el papel que vas a elegir para envolver los objetos. Que tenga un aspecto casero y una imagen artesana es esencial para tener éxito en el cometido. Es frecuente optar por el papel para envolver personalizado. Ya sea papel para envolver blanco o de kraft, podrás hacer tú mismo tus cajitas personalizadas o bolsitas de packaging  de estilo rústico.

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La opción más recomendada es una vez hayas escogido el papel para envolver, que seas tú quien lo personalice a tu gusto y en función de la identidad que quieras darle al regalo o al paquete que estés confeccionando. Por ejemplo, con el simulador de Envolvis, te presentamos una gran variedad de opciones para personalizar el papel para envolver. Recuerda que una imagen siempre vale más que mil palabras.

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Ojo con la tipografía

Antaño, no existían muchos tipos de tipografías, por lo que en tu packaging rústico, es mejor cuidar bien el tipo de letra que se escoge. Lo que prima en este tipo de trabajos es la coherencia. Las tipografías manuales y que den una apariencia de que se ha escrito el mensaje a mano siempre son un plus. También son ideales para el packaging rústico aquellas tipografías cuyos trazos asemejan a las letras en negrita, pero que no van coloreadas por dentro.

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No tan  perfecto

Lo rústico llama la atención precisamente por eso, porque evita la perfección. A la hora de envolver el paquete, intenta que parezca que está mal envuelto y, quizá, un poquito arrugado. Dará el pego seguro. Y para rematarlo, usa cordeles o cintas si tienes que atarlo, prescinde todo lo que puedas de las etiquetas. Así sí que conseguirás un packaging rústico de diez.

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